jueves, 17 de septiembre de 2015

El verano y ella van de la mano de por vida.

El verano es más verano desde que hay despedidas de por medio. Debo decir que es duro pero a la vez bonito, así que mejor callar y recordar. En todos y cada uno de ellos me quedo con mal sabor de boca cuando llega el momento de decir adiós a ciertas personas, pero este año ha podido conmigo. ¿Seré la misma hasta que vuelva a llegar otra vez? De momento no. Me siento como si me hubiesen arrebatado la media parte que me quedaba -la otra ya se la llevaron tiempo atrás (quizá esté feliz allí y por eso no vuelve)-.

Ha pasado todo como una estrella fugaz, rápida y llena de esperanza. Aún no nos habíamos dado el último abrazo (benditos abrazos) y ya estábamos pensando en la próxima aventura. 
¿Veis simple el reír por la calle con alguien o hacerlo hasta lavándose los dientes? ¿el cantar a viva voz dentro del coche? ¿el no parar de hacerse muecas? ¿el deprimirse mientras miráis la lluvia y al rato volver a estallar de felicidad? ¿el hacer y deshacer maletas? ¿el cotillear como si no hubiese un mañana? ¿el decidir ir de compras en cuestión de segundos? ¿el hacer una lista con los planes que queréis y vais a hacer? Que suerte la mía por saber lo que es y que pena la vuestra por ser ignorantes ante estos pequeños detalles que te dan la vida. Aunque he de decir que quien los hace especiales es ella. Siento que no podáis entenderme.

Ella es el sol que entra todos los días por mi ventana por más nublado que esté. 
Con cicatrices, por fuera y por dentro.
Luchadora. 
Amante de la música y las películas raras.
Tan igual a mi que puede llegarte a asustar.

Juntas completamos nuestro yo, y hacemos explosionar nuestro nosotras. ¡Nos vemos pronto!