viernes, 22 de julio de 2016

Nuevas metas.

Necesito un cambio
de ciudad, de gente, de mi.
Quizá pido demasiado
quizá no sé apreciar lo que tengo
o es que este inconformismo mio siempre quiere más
y más.
Puede que no sepa de donde sacar la fuerza
o es que la tengo demasiado escondida en aquel cajón
el de los recuerdos y las historias pasadas
ese que me da miedo abrir
pero que me sé de memoria.
Que como dice mi madre,
tengo memoria para lo que quiero
aunque ojalá fuese eso cierto,
o no.

Borrar, cambiar, crear,
igual no sería tan malo.
Igual me he quedado sin nada
y ya no me importa perder un poco más.
Reconstruir mi vida
o empezar de cero,
en compañía o sola,
pero con ganas.
Esas que ni yo misma se de donde sacar
y que tanto me he prometido conseguir.

Espero que más de uno me acompañéis en esta aventura.
Una de tantas.
Tengo miedo,
siempre lo tengo,
merecerá la pena
-me repito todos los días-.

martes, 12 de julio de 2016

La chica de las 8:04.

Mañanas vacías
o conmigo,
-que viene a ser lo mismo-
pero con más peso.
Invadiéndome en letras,
en mundos que no son este,
en una vida que no es la mía,
pero sonrío.
Joder si sonrío.
Hasta el sol se da cuenta,
que para el poco caso que le hago siempre me acompaña.
Unos días lo busco
y otros no quiero verle,
como a ti.
Supongo que os parecéis más de lo que creía,
tú también (te) calientas.
Oigo voces que no son la mía,
me rodeo de gente que no conozco más allá de su nombre,
pero en cambio a ti
-protagonista de mis mañanas-
voy conociéndote poco a poco.
Hasta que llegue el final,
la palabra odiada por todos,
la última hoja,
el último sentimiento,
nostalgia.
El amor-odio que me hace abrazarte
donde te siento más cerca que nunca
aunque sepa que te vas a ir,
porque siempre te vas.
Pero yo siempre te tendré conmigo.
En mi vida.

lunes, 4 de julio de 2016

Ella.

Ella,
llena de inseguridades
intentando hacerle frente a sus miedos;
quizá lo consiga
ni ella lo sabe.
Cree demasiado poco en si misma
y así le va
-no he dicho si bien o mal-.
Sus ojos dicen más de lo que ella cree
y menos mal,
porque las palabras nunca le terminan de salir del todo.
Sus labios ya no ríen,
están recomponiéndose de todos los rotos que tú le causaste
pero que tanto le gustaban.
Tanto aferrarse terminó perdida,
como la aguja en un pajar
de la que siempre hay esperanza por encontrar.