Nunca habría imaginado que le tuviese tantas
ganas a la rutina, a los lunes y a la semana. Lo fines de semana están vacíos
desde que no estas, desde que vuelves y te vas en cuestión de segundos.
Segundos que duran poco, demasiado poco diría yo, pero que marcan un hueco en
esta cabeza llena de locura sin entendimiento. Y en cuanto menos te lo
esperas llega la noche, la nostalgia y
la melancolía ¿y aquí quien está? Mis ojos azules como mares siguen sin
entender lo que me pasa. He dejado de creer que alguien más que ellos, que lo
ven todo, pueda entenderme.
Y que conste que yo siempre
he odiado la rutina. Toda yo soy contradicción, ¿o es que antes tenía algún
motivo para romperla?